Descubriéndote


¿Tú crees que has elegido?
¿Tú crees que eres libre? ¿realmente libre?
¿Entre qué has elegido?
Al elegir una profesión, una mujer, un lugar. ¿Entre qué has elegido?

Sólo has elegido entre un universo muy limitado. Limitado a tus círculos familiares, sociales, de amigos.
No has conocido lo suficiente como para decir que realmente eres libre al elegir. Es una libertad mentirosa.
Eliges de lo que hay.

Si naciste en una casa pudiente, el ir a la universidad no fue seguramente una elección sino sólo un mandato. Y entre esos mandatos, no hablo sólo de mandatos desde los otros, sino simplemente mandatos internos que casi no nos damos cuenta que tenemos, pero los tenemos.
Hablo de estructuras propias y ajenas.
Hablo de la forma de entender el mundo, hablo de la forma de entendernos a nosotros mismos y a nuestro interior.
Es necesario que cada uno pueda comenzar a percibir su mundo interior.
Es necesario comprenderme, entender cómo funciono, cómo pienso, cómo siento. El porqué pienso lo que pienso, el porqué siento lo que siento. Esa es la búsqueda, la búsqueda de mi ser.
Sólo cuando pueda encontrar y entender a mi ser, podré empezar a ser libre, porque la libertad no viene del afuera sino del adentro.

Sólo mi ser interno me permitirá dilucidar y elegir realmente en forma libre, sin estructuras propias ni ajenas.
Pero ello sólo podrá lograrse si me conozco a mi mismo, si entiendo mis estructuras, y si finalmente las derribo.
Al entender por completo mi ser y al derribar mis estructuras podré ser libre, porque podré ser lo que realmente soy.

Esto no es una jugada simple, implica trabajo interior, implica experiencias, implica a veces luchar contra resistencias del medio, y fundamentalmente implica arriesgar lo que creo que soy y lo que los demás creen que soy, por lo que realmente soy.

Experimentando podrás transformarte. Si sólo te quedas en tu refugio, en tu burbuja social y/o familiar, te pierdes el resto del mundo, te pierdes vivir.
No estoy diciendo que no tengas tu familia, no estoy diciendo que no tengas tus amigos, lo que estoy diciendo es que estés abierto, estés abierto hacia el otro, estés abierto a que el mundo y el destino te den lo que tu necesitas, lo que tu ser y espíritu necesita.

Muchas veces tu mente piensa que no vale la pena arriesgar, otras que es peligroso, otras que las cosas así están dadas y no hay nada que hacer. ¿Y sabes qué? La mente te engaña. La mente te juega juegos porque la mente sólo quiere seguridad, quiere aferrarse a lo que tiene, a lo que piensa e incluso a lo que siente.
¿Pero sabes qué? Tú no eres sólo mente, tú eres un ser, un espíritu y la mente sólo es una parte de ti.


¿Acaso la mente te dice algo cuando llegas a casa y tu hijo viene corriendo a darte un beso? Eso no pasa por la mente, pasa por tu ser ¿Acaso la mente te dice algo cuando pierdes a un ser querido? ¿Acaso la mente te dice algo cuando te das cuenta que has encontrado a tu alma gemela?
No, esas cosas no son de la mente. Por eso te digo, presta atención a tu mente, entiende cómo funciona, pero tú no eres sólo tu mente. Eres mucho más.
La mente tiene que ver con tu ego, es la que siempre te pide más, la que nunca está satisfecha, la quiere ser importante, tener más dinero, ser reconocido ante los demás.
Date cuenta que la mente y el ego siempre quieren más, más de todo. ¿Pero es eso lo que realmente tu quieres?

Cuántas personas hoy en día tienen muchísimo dinero y poder, tanto que no necesitan trabajar ni ellos ni sus hijos, ni sus nietos quizás. Sin embargo luchan día a día para tener más poder, más dinero, más prestigio. Y la pregunta clave es ¿Por qué? o ¿Para qué?.
Y la respuesta es por y para el ego.

Esa es la rueda Sin Fin. Sin Fin porque nunca termina, y Sin Fin porque ya no hay un objetivo detrás de tus acciones. Es simplemente lo que la mente y el ego dispongan.
Y esto no pasa sólo con las personas de mucho dinero y poder. Eso fue sólo un ejemplo.
Esto que les describo les pasa a todos y a cada una de las personas que corren siempre hacia algo más, sin disfrutar de la caminata. Corren y corren, y se pierden ver cómo cada pie avanza unos centímetros. Corren y corren, y se pierden por ejemplo disfrutar de sus hijos, disfrutar de una sonrisa, y también de un llanto, porque ese llanto es también único e irrepetible. Y se da en un instante preciso.
Pero nunca estamos en este instante, siempre nuestra mente nos lleva al futuro para ver que es lo que voy a hacer, o al pasado para ver lo que hice. Pero nunca disfruto cada preciso instante. Nunca estoy en el ahora.

La mayoría de las personas sólo sienten ese instante en muy pocas ocasiones. Quizás al contemplar un hermoso atardecer. Quizás al sentir de noche la brisa y el ruido del mar. Quizás en el momento de llegar a un orgasmo. Quizás en alguna actividad extrema como ski o montañismo, en la cual si no estamos en ese instante la podemos pasar realmente mal. Y quizás en el momento en el cual vemos nacer a un hijo...
¿Y sabes qué? Por ello estos momentos son tan bellos, porque estamos presentes en ese preciso instante. Estamos “presentes”, no estamos ni en el futuro ni en el pasado, estamos “presentes”, y nuestra mente no nos habla.
Para descubrirnos a nosotros mismos es muy importante vivir el “presente” y que no nos afecte, detenga o frene ningún jueguito o estructura de la mente.

Para entendernos y comprendernos es necesario vivir instante a instante sin dejarnos llevar por condicionamientos y estructuras del pasado. El vivir cada instante nos abrirá las puertas del conocer y comprendernos a nosotros mismos.

Y una de las llaves para ello, es la meditación. La meditación nos facilita aquietar la mente y presenciar en silencio la existencia de uno, de los otros y del universo.La meditación nos permite vivir esos momentos sin mente, en los que simplemente somos espíritu. Y a medida que nos desarrollamos, empezamos a tener en la vida diaria más y más momentos meditativos en lo que estamos “presentes”. Y esos momentos me ayudarán a conocerme realmente. Y partir de ello podre´elegir realmente por lo que soy. Podré sentir lo que realmente soy. Podré ser lo que realmente soy.

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