Nubes de Ser

La puerta atraviesa el alma en la luz, inclinándote hacia vos, nada más importa, sólo el espacio, el vacío interior.

Que casual es la alegría, que obnubilada es la tristeza, y las nubes son claras, se mueven, se iluminan, van juntas y separadas, mimándose y alejándose, tocándose pero no para siempre, livianas las lleva el viento, livianas se desplazan, sin carga, en vacío, en ellas.

Generan electricidad en el camino, circulan sin rumbo, pero el rumbo siempre es el correcto. Desaparecen a veces, y vuelven a aparecer. Lo que el viento disponga está bien. No hay estructuras, no hay pensamientos, sólo se dejan llevar.

Así quiero mi vida, liviana, que el viento me lleve donde crea conveniente, no dónde mi mente quiera, sino dónde el destino me lleve. No lo conozco, pero me interesa ser una nube que circula, que conoce, que vuela. No quiero amarrarme a la seguridad, a la estructura, a la sociedad, quiero ser libre, en mi concepto de libre y no en el que la sociedad me vende. Libertad es individualidad, es independencia. Independencia de todo y de todos. Es ser uno mismo.

Si tropiezas con la misma piedra no importa, por algo será. Deja que el viento te lleve, y no tengas miedo de desaparecer en una tormenta, siempre te transformas en algo, nada muere, todo cambia, todo se recicla, todo renace. La nube en agua, el sol en minerales, el agua en alimento. Todo se transforma y nosotros también. Dejemos que la vida nos transforme, nos condimente la existencia, dejémonos en las manos de la naturaleza. Ella siempre está bien. Nunca se equivoca. No dejemos a nuestra mente luchar con ella, entreguémonos a ella. Entreguémonos a la sabiduría, entreguémonos a lo natural. Y no tengamos miedo. La transformación es eterna.

Si incineras la poción de sociedad y circulas como nube en tu ser, podrás vivir como parte de un todo, como un pájaro, una roca o una flor, porque todo es perfecto si te dejas llevar. Y aceptas el camino que aparece. Todo camino es bueno. No pienses en llegar a alguna parte, sólo disfruta el camino. No existe un lugar de llegada.

La vida simplemente es recorrer ese camino y disfrutar de cada paso sin pensar en los que ya di ni en los que daré, simplemente en disfrutar el paso de este instante, de este momento, de este segundo. La felicidad es eso, es vivir disfrutando, aceptando y sin pensar en el pasado ni en el futuro, sólo dejarse llevar y estar alerta y conciente del presente.

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